24-01-2013
El eurodiputado de Izquierda Unida, Willy Meyer, instó
a la Comisión Europea a que solicite a los estados miembros de la Unión a que
incluyan la Sensibilidad Química Múltiple y la Hipersensibilidad
electromagnética como enfermedades oficiales dentro de sus respectivos sistemas
sanitarios.
Así Meyer se dirigió hoy por escrito a la Dirección
General de Sanidad y Consumo de la Comisión para expresar la necesidad de que
estas enfermedades sean incluidas en la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE) y en las respectivas listas nacionales de enfermedades
profesionales.
Según el Vicepresidente de la Comisión de Asuntos exteriores: "resulta
necesaria una legislación que proteja a todos los ciudadanos europeos que
padecen esta enfermedad y que los Estados miembros no traten de evitar responsabilidades
negando la existencia de enfermedades".
Actualmente estos problemas de salud suelen ser negados o diagnosticados como
problemas psicológicos lo cual supone que estos enfermos "se encuentran
una situación de completa indefensión porque además sufrir esta enfermedad no
son tratados por los sistemas públicos de salud", indicó Meyer.
La Sensibilidad Química Múltiple y la Hipersensibilidad Electromagnética son
enfermedades que aún no está recogidas como tales por la Organización Mundial
de la Salud (OMS), pero la comunidad científica está realizando numerosos
descubrimientos y avances en la detección y evaluación de estos síndromes.
Estas enfermedades muchas veces han sido diagnosticadas como el Síndrome de
Fatiga Crónica, que resulta un cajón de sastre donde, en ausencia de mejores
clasificaciones, se tipifican las enfermedades citadas.
El reconocimiento de estas enfermedades supondría, según el eurodiputado,
"la necesidad de aplicar las normas existentes en términos de radiación
electromagnética y exposición a sustancias nocivas, así como revisar los
límites actuales hasta garantizar el mínimo impacto sobre la salud de los
enfermos, cuestión por la que su reconocimiento supondría elevados costes que
no pueden ser excusa para que estas personas continúen indefensas".
"En la actualidad se toleran límites de contaminación electromagnética y
química que impiden a estos enfermos llevar a cabo una vida normal y es por
ello que la Comisión debería actuar para garantizar el derecho a una vida
saludable a todos los ciudadanos europeos", concluyó Meyer.
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